Desde hace un par de meses está disponible en Uruguay la tecnología celular 5G. Este despliegue permitirá a los usuarios acceder a mayor velocidad de carga y descarga de datos, mientras que para los proveedores de telecomunicaciones significa la posibilidad de ofrecer redes de baja latencia, mayor capacidad de conectividad (más dispositivos conectados en simultáneo) y más eficiencia energética, preparando la infraestructura que permitirá nuevas aplicaciones, casos de uso de la conectividad y servicios.
A pesar de sus beneficios, han resurgido cuestionamientos sobre el vínculo entre 5G y la salud de las personas. ¿Qué sabemos sobre esto?
Lo que dice la evidencia científica
El posible efecto en la salud de las emisiones electromagnéticas es un tema de estudio desde hace décadas. Antes de meternos en la discusión, es importante diferenciar entre las radiaciones no ionizantes (ondas de radio, microondas) y las ionizantes (rayos X, por ejemplo). Está demostrado que estas últimas son perjudiciales para la salud.
Para las primeras, sin embargo, no existe evidencia científica suficiente para afirmar que afectan la salud.
Existen numerosas investigaciones de fuentes independientes en este tema (por ejemplo, la que se recopila en este documento de la Organización Mundial de la Salud). Estos estudios se llevaron adelante durante varias décadas, en diferentes partes del espectro electromagnético, en distintas poblaciones, y ninguno ha demostrado que la exposición a ondas electromagnéticas en la región del espectro que funcionan las tecnologías celulares (2G,3G,4G,5G) sea nociva para la salud.
Por un principio de precaución, la Comisión Internacional de Protección las Radiación No Ionizantes (ICNIRP) definió límites de emisión recomendados.
Un punto clave para entender
Los celulares tienen la capacidad de recibir señales a muy baja potencia. Es decir, no se necesita emitir radiaciones de gran potencia para comunicarnos.
Hoy en día, las potencias que se usan son mucho menores a los límites que se consideran seguros (por principio de precaución), según los estudios científicos realizados.
No obstante, se pueden destacar algunos consejos para usar los celulares de forma responsable, como activar manos libres o conectar auriculares para mantener el equipo alejado del cuerpo cuando hablamos. Y, en general, no tenerlo siempre encima; por ejemplo, dejarlo en una mesa cuando estamos en nuestra casa o en la oficina.
¿Existe un cambio significativo para la salud entre 5G y tecnologías anteriores?
El nivel de potencia radiada va disminuyendo en la medida que nos alejamos de la antena del transmisor. Si analizamos las comunicaciones celulares desde la perspectiva del usuario, podemos afirmar que prácticamente siempre se tendrá mayor incidencia de radiación desde su propio celular que desde la radiobase del operador móvil.
Por otra parte, muchos despliegues de 5G se dan en las mismas o similares frecuencias que tecnologías anteriores como 4G, 3G o 2G. Para el caso de Uruguay y buena parte de Latinoamérica, los despliegues masivos que están comenzando en 2023 son en la banda de 3.5GHz, que a estos efectos no tienen una gran diferencia respecto a tecnologías anteriores que trabajan en el rango 700-2600MHz.
La novedad de 5G es que también incluye despliegues en frecuencias más altas (bandas de onda milimétrica o mmWave), siempre dentro de la porción de espectro electromagnético no ionizante. Estas frecuencias más altas hacen que, por un lado, se atenúe más rápido con la distancia y, por otro, la profundidad de penetración de la onda electromagnética sobre cuerpo humano sea mucho menor.
De la mano de esto, se espera que se instale mayor cantidad de antenas respecto a la que existía con tecnologías anteriores. En el caso de las mmWave, seguramente sea utilizada en casos puntuales y con una cobertura muy limitada, dado que la potencia de estas radiobases va a caer rápidamente a medida que nos alejamos. Si bien será necesario poner más antenas, la radiación será más acotada. En términos generales, no representa una diferencia importante en los niveles de radiación en el aire respecto a otras frecuencias ya utilizadas. En definitiva, podemos derribar el mito de “cuantas más antenas, más radiación”.
Otro punto es que 5G se diseñó con foco en el uso eficiente de la potencia. En este sentido, hay nuevas funcionalidades que le permiten al celular mantenerse en reposo mientras no se utiliza el canal de comunicación, algo que ya existe en 4G, pero que se ha mejorado sustancialmente en 5G. Esto implica menor radiación electromagnética para cierto tráfico de datos.
En suma, no hay diferencias sustanciales respecto a tecnologías anteriores en el aspecto de la salud, excepto el uso de frecuencias más altas, que ya se vienen usando hace tiempo para otras tecnologías y siguen estando dentro de las frecuencias no ionizantes.
Una tecnología que forzará la innovación
5G ya es una realidad de mercado en Latinoamérica y en particular en Uruguay. Este 2023 es un año muy importante en el que las telcos lanzaron comercialmente su red de manera masiva. Es importante estar atentos a los avances relacionados con la transformación digital y las telecomunicaciones. Seguir de cerca el impacto de la tecnología en nuestra sociedad es fundamental.
Lo que es seguro es que 5G va a transformar la actividad económica e industrial en diferentes verticales y a las propias empresas de telecomunicaciones las obligará a innovar. El tiempo dirá si logran adaptarse a ese cambio.
Por:
Mauricio González, Product Line Manager de Tecnologías Telcos en Isbel.
Mauricio es Ingeniero en Telecomunicaciones de la Universidad de la República. Tiene más de 10 años de experiencia en telecomunicaciones en diferentes roles de soporte, implementación, Project Management e Ingeniería de Ventas.
